domingo, 21 de noviembre de 2010

iluminaciones en la ducha



Iluminaciones en la ducha

En realidad, si me pongo a pensar, la absurdidad de creer que mi vida debería ser distinta a la que es, es… bastante desquiciada. Como si funcionáramos desligados del curso de todo un universo infinito, de personas, de fenómenos, de energías, de sucesos, de temperaturas.
El presente es el que es. Puedo cambiarlo? Lo cambio. No puedo cambiarlo? Nada que hacer. Sino todo es una especie de encadenado interminable de ideas sobre como debería ser o no ser, lo que es.
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Lo que es, está bien. Visto desde un lugar en el que nada es por sentado, todo es bienvenido. El calor de esta tarde, el viento tremendo de hace una hora, la lluvia de ahora mismo. Que calma todas las plantas sedientas, volviéndolas vigorosas, fosforescentes, alegres y aliviadas. Se siente la clorofila en el aire, oxígeno puro. Noche de lluvia, el sonido es hermoso y apacible. Cada muy tanto pasa un auto por la calle, despacito, las ruedas deslizándose en el piso mojado. Mis compañeros de casa descansan.
Lo que es, está muy bien, yo creo. Es, de hecho, bastante milagroso… No?

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